jueves, 28 de abril de 2011

Secretos para que tu bebé coma frutas y verduras



Como si fueras parte del Cirque du Soleil, los malabares en tu cocina no faltan. La papilla gira en redondo de la boca de tu bebé, hasta dar en la mitad de tu camisa blanca, cuando “el rey de la casa” manotea la cuchara. Él ríe, mientras vos mirás impotente que el plato con verduritas sigue “repleto”.

¿Cómo conseguir que los bebés y los niños consuman verduras y frutas, sin declinar en el intento? A no desesperarse que hay guías y pautas que se pueden seguir para que el camino no sea tortuoso, ni le termines preparando un “menjunje” sano, viscoso y sin sabor; utilizando las verduras de manera inadecuada.

“Secretitos” nutricionales
Daniela Ortega es licenciada en Nutrición (matrícula 783) y brinda pautas y tips-guía para que tengas en cuenta a la hora de que tus chicos consuman frutas y verduras. Dejá la desesperación en la cocina y seguí los siguientes consejos:

 1) Hay que apostar a prepararles platos divertidos. ¿Esto qué significa? Que en lugar de hervirle un zapallo solitario en tu olla, y encima pretender que le guste cuando se lo das, apeles a tu imaginación en los mix. Por ejemplo, conjugándolo con otras verduras que le brinden sabor, y hasta colores. 

 2) Ejemplo a seguir. No se trata de que te transformes en la santa de la comida sana, pero los niños -dicen- son como “esponjas”, que van absorbiendo comportamientos y hábitos. Por ello, y desde que son pequeños, es necesario poner en la mesa y ofrecerles diferentes tipos de frutas y verduras, y mostrarles cómo sus padres también las comen y disfrutan con ellas. 

Aunque cuando son pequeños comen de todo en papilla, en cuanto empiezan a comer sólidos arrancan los problemas de los sabores. Es allí cuando los padres se convierten en la referencia en la mesa, y si en ella no se sirven frutas y verduras suficientes, el niño no querrá probarlas o las rechazará. 

 3) Bebés y niños. Cuando están en la etapa en la que son bebés, la comida se les da en forma de papilla, y verdurita pisada; como el zapallo, el camote y la zanahoria, con jugo de naranja natural. A partir de los 10 meses, comienzan a comer más sólidos y se les pueden dar tortillas o tartas de verduras, en las que la acelga, por ejemplo, que es amarga, esté mezclada con queso o ricota. 

 4) Insistí con la alimentación sana desde que son pequeños. Esto es aconsejable ya que entre los dos y cinco años, conforman sus hábitos alimenticios. Según varios estudios realizados, las preferencias alimenticias de los niños están fuertemente influenciadas por las veces que los padres sacan la comida a la mesa y por su perseverancia en volver a enseñar la comida que los niños rechazan. Por eso hay que perseverar en que coman, aunque al principio resulte más complicado.

 5) El juego como motivador. Invitarlos a que “cocinen” con nosotros. De seguro les encantará el desafío, e internalizarán el valor de la comida rica y sana.

 6) Elegí tu propio menú: para cenar podés preguntarle qué dos opciones prefiere de verduras que tengas preparadas. Con ello conseguís que el niño sienta que su opinión cuenta. También resulta ser una pista para los padres a la hora de saber qué es lo que más le gusta, y aprovechar la ocasión para introducir nuevas recetas. Puede que no acepte un tipo de verdura pero hay infinidad de variedades. Tenés que probar hasta descubrir las que le gusten. 
  
7) ¡A pura imaginación!: Si presentás el plato de una forma divertida podés animarle a comer ese bosque, o cancha de fútbol que has podido hacer con brócoli, o una cara utilizando varias verduras. Incluso podés pedirle que te ayude a colocar las verduras en el plato haciendo alguna forma geométrica. 

 8) Podés añadir fruta al yogur, o combinar fruta en los cereales. Si, por ejemplo, cocinás fideos, podés aprovechar para incluir verduras partidas finas, y mezclarlo todo.



 Analía de la Llana - adelallana@losandes.com.ar

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